Ya se que muchas personas piensan que el día del Padre, como el dia de los enamorados o de la madre, son productos del marketing para que caigamos en una compra compulsiva, pero yo...soy una romàntica empedernida, no puedo evitarlo y me emociono y enternezco en días como este.
Hoy me acuerdo del padre de mis hijos que no está y me doy cuenta de la carencia que han tenido desde muy pequeños, y de la suerte que tuve yo de tener al mío hasta que se fue a los setenta y cinco años.
Y me acuerdo de él y doy gracias a la vida por dejar que la viva y a mis padres que me la dieron.
Cierro los ojos y puedo verlo, de pie ante su caballete de pintura con el pincel en la mano mientras yo le miraba embobada. Su parsimonia, ese mezclar los colores de la paleta, arrugada la nariz en un gesto de plasmar en el lienzo lo que ya tenia dibujado en su mente.
Y te doy las gracias papá, porque me enseñaste la sutileza de las cosas y a querer de una forma ilimitada. Te fuiste, pero has estado conmigo en todos los momentos importantes de mi vida, dándome tu fuerza cuando la necesitaba y tu cuidado cuando te lo pedía.
Fíjate, soy una mujer completa, fuerte y débil, he luchado como he podido y sabido para mantenerme a flote, para sacar a mis hijos adelante. Menos mal que pudiste abrazarlos antes de irte. Estoy orgullosa de haber acompañado a Alexandra y a Pol en su propio dolor…si los vieras…Tu nieta ya es médico y Pol se ha convertido en un hombre con una personalidad brillante que estudia Biotecnología.
Y voy a seguir adelante como una persona global, con mis subidas y mis bajadas, con mi luz y mi oscuridad. Por eso te doy las gracias por darme todo lo que soy, todo lo que he sido y seré.
Hoy, ahora, retomo la línea de la vida, huele a rosas, es roja como el fuego, llena de pasión como soy yo, como es mamá.
Es verde como la esperanza, esa que brilló en ti papá, hasta tu último suspiro.
Esta línea de la vida vuestra, mía, de mis hijos también porque todos los miembros de la familía estamos enlazados, tiene espinas que hieren, pero abro las heridas al tiempo.
Tiene cicatrices que me recordarán de lo que aprendí de esas batallas, de desencuentros, dolores y pérdidas.
Es una rosa que se marchitará en otoño, cuando parece morir, pero renace con mucha más fuerza cada primavera. Muere y renace sin pausa porque la línea de la vida no muere nunca, su savia invisible recorre cada porción de su materia.
Es bella, a pesar de sus cicatrices, espinas, heridas sin cerrar, dolores, penas y alegrías.
Carencias, miedos y vacíos.
Es perfecta, porque perfecta es su alma llena de imperfecciones.
Huele, como huele la sabiduría, a rosas y aceptación.
Y solo, cuando me atrevo a caer de lleno en el recuerdo, al que ya no temo, en la más absoluta de la soledad de mi alma, me arrodillo ante mi misma para abrir los brazos y buscaros:
tus canciones papichi, tus besos mamichi, y para susurraros al oído, gracias, mil veces gracias…os quiero tanto que me duele hasta la piel…
Y recordemos que el día del padre no solo es hoy...es siempre.
Y recordemos que el día del padre no solo es hoy...es siempre.
MIS PADRES
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡A TODOS LOS PADRES DEL MUNDO!!!!!!!!!!!!!!!
Siempre me haces llorar, Araceli. Y me haces sentir y recordar a mi padre, después de toda mi vida a su lado y después de tanto dolor y sufrimiento pasados. Me hubiera gustado tanto que también hubiera sido así mi relción con él... Bueno, imagino que él hizo las cosas tan bien como supo o pudo. Me queda, todavía, como a ti, el consuelo y la compañía de mi madre.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte, preciosa!