domingo, 25 de septiembre de 2016

CUANDO LA VIDA TE PARA

                     CUANDO LA VIDA TE PARA 



 Todos estamos imbuidos en una rueda vertiginosa, incluso, aunque no vayamos de aquí para allá, a veces el vértigo está en nuestra cabeza, nos quedamos enganchados en pensamientos negativos inútiles, a veces, anticipatorios, deseamos que el futuro llegue ya, olvidar de una vez por todas el pasado, ser libres y no parar, cuanto más llena esté la agenda mejor que mejor. 
La prisa y el enganche a ese encadenado físico o mental, no nos deja parar para escucharnos, para decidir por donde queremos caminar, para hacernos responsables de muchas cosas que hacemos responsables a los demás o a la vida misma. Parar...que gran palabra, cuando estamos en continuo movimiento, como el hamster en la rueda, ni siquiera se nos ocurre muchas veces, que tenemos que salir de ella, otra, nos damos cuenta, pero no sabemos como hacerlo. La montaña rusa de la vida nos pasea y en su vaivén nuestras emociones se pierden en el camino sin ponerle nombre.
Pero un día, un buen día, sin comerlo ni beberlo, la vida te para. Lo puede hacer de muchas maneras, accidentes, enfermedades, cambios, sin entender por qué, te das cuentas que un gran STOP te ha paralizado de golpe. Te cabreas y te dices que no vas a poder sostenerlo o soportarlo, la rabia te inunda, "yo quería hacer esto o lo otro". Lo se, tenías muchos planes que ahora se han desbaratado, han saltado por los aires y han explotado como pompas de jabón. Pero no puedes hacer nada, tan solo parar. ¿Vas a dejar que la rabia te consuma?, ¿vas a vivir ese parón corto o largo con la amargura a flor de piel para hacerlo aún más pesado?, ¿Vas a anclarte en el victimismo y compadecerte día y noche?, ¿o quizás vas a empeorarlo todo cogiendo una depre de caballo porque tu agenda se queda de repente en blanco?. No...no lo hagas...permítete solo el tiempo necesario para llorarlo si lo tienes que hacer, a nadie le gusta que la mala suerte, como tú la llamas, venga a visitarte y le de un giro de 180 grados a tu vida, así que transita lo que tengas que transitar, esa pena, esa rabia, ese dolor o impotencia, ese miedo...pero el tiempo justo y necesario para agotar esas emociones. Tan solo se trata de un parón, no es una enfermedad irreversible con la que tengas que luchar a campo abierto...y en ese parón...escúchate. 
Si eres honesto reconocerás que eso es algo que no haces a menudo, ni siquiera sabes que es eso de escucharse a uno mismo, te enseñaron mates y literatura, pero no a quedarte en ti para saber que necesitas en cada momento, a quererte, ocuparte y preocuparte de ti.
Así que después de desbordarte y pelearte con ese destino y agotar esas emociones, liberarlas y encauzarlas, deja que la calma llegue a ti. 
Estés en el sitio que estés puedes empezar a hacer algo tan sencillo como respiraciones conscientes, es muy fácil, tan solo tienes que coger aire por la nariz y expulsarlo lentamente por la boca como si echaras vaho, como si quisieras limpiar los cristales de unas gafas. No tengas prisa, recuerda que, precisamente, la prisa brilla por su ausencia y tienes todo el tiempo del mundo. Te darás cuenta que la calma llega a ti, esa es la única manera de conectar con tu esencia, con ese corazón que ahora empieza a sentirse en paz. A eso se le llama meditar, tan solo estar presente en el aquí- ahora sin que nada pueda interferir...y fluir desde otro lugar. Hazlo cada día un rato, puede ser que te sientas tan bien, que cada vez todo tu ser te pida hacerlo más, pero hazlo sin expectativas, tan solo ser y estar, nada más. Y deja ya de preguntarte continuamente por qué te ha pasado esto,por qué a ti etc, etc, ahí te vuelves a instalar en la queja, y pregúntate "para qué".
Puede que tengas que trabajar la paciencia...
o la rabia...
o la impotencia y la frustración...
o el miedo...
o no solo tengas que aprender a parar...si no a esperar...
y sobre todo algo que todos tenemos que aprender, a aceptar...
Cuando conectamos con nuestro interior sin obstáculos ni interferencias podemos hacernos esa pregunta, porque la respuesta siempre, siempre, está en nosotros mismos. Aprende de ese parón y sácale su beneficio, que lo tiene. 
Ante lo que no depende de nosotros tenemos que bajar la cabeza y aceptarlo con humildad.
Todo es un aprendizaje.
Recuerda además, que nada ocurre por casualidad, si la vida te para...será por algo...

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