lunes, 7 de julio de 2014

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS




El ser humano es impaciente por naturaleza, ya desde niños lo queremos todo al instante y nuestros padres tienen que batallar con nosotros enseñándonos que debemos esperar. No hablemos de la época en que nuestro mundo se reduce al por qué esto, por qué aquello y, como siempre la respuesta la queremos al momento y si no nos satisface volvemos a repetirla una y otra vez.
Cuando somos adolescentes seguimos con la misma máxima, a pesar de todos los esfuerzos de nuestros progenitores, que hay que esperar. Y queremos crecer lo antes posible. Pero es que ellos tampoco pueden ser pacientes y los niños vemos como, casi diariamente,  papá o mamá, pierde la paciencia.
Y al llegar a jóvenes, queremos acabar los estudios, enseguida encontrar un trabajo, tener el novio o novia, etc, etc. Y así sucesivamente hasta el hoy.
Prisas, prisas y más prisas, donde la paciencia brilla por su ausencia.
Pero quizás, donde más la perdemos y nos cuesta mantenernos es ante las preguntas que nos hacemos sin encontrar la respuesta.
Queremos saber por qué nos pasa esto o aquello, preguntas existenciales, preguntas sobre el otro, sobre los hijos, sobre nosotros mismos, sobre la vida misma... Por qué tropezamos siempre con la misma piedra, por qué tenemos miedo, por qué nos quedamos en nuestro espacio de seguridad, por qué somos tan cobardes, o tan valientes, por qué nos han roto el corazón, nos han mentido, por qué tenemos tan mala suerte, por qué, por qué y por qué.
Seguro que muchas veces nos quedamos paralizados porque no la encontramos, como si la respuesta en si fuera la varita mágica para avanzar.
Y es que precisamente el crecer, el aprender, no está en la respuesta, si no en el camino mientras llega o no llega.
A veces, la vida es generosa y nos la da en bandeja de plata. No la querías?, pues ahí la tienes. Pero la mayoría de las veces, la misma vida hace que trabajemos el camino para aprender como ciegos ante un sendero que no vemos claro.
Y aparece la palabra "aceptación", muy fácil de decir o de escribir.
¿Cuántas veces hemos tenido que oír la frase "tienes que aceptarlo" ante algo que nos ha ocurrido?.
Es difícil, lo se, pero es ahí donde reside el encontrar un poco de paz al dolor que nos produce no encontrar respuestas a lo que en ese momento nos perturba.
Aceptar, no es resignarse, no es aguantarse con lo que toca mientras la rabia nos consume. Aceptar es dar por bueno o recibir y sostener algo de forma voluntaria y sin oposición y rebelión.
Cuando aceptamos con el corazón, y ahí se da la mano con el perdón, la rabia suele desaparecer. Puede que venga la tristeza, que debemos transitarla sin miedo, ya que es una emoción humana que no podemos eliminar con una goma de borrar.
Y aceptar también que hay preguntas que jamás sabremos la respuesta o que quizás nos venga cuando haya pasado tiempo y podamos interpretar los hechos con perspectiva y objetividad.
Cuando las cosas no dependen de nosotros, cuando hagamos lo que hagamos no sirve de nada porque es algo irremediable, el aceptar ese interrogante sin engancharnos más a él, nos dará tranquilidad y dejaremos de pelearnos con nosotros mismos, batalla perdida de antemano.
Ante esas incógnitas que la vida nos pone por delante, lo mejor es seguir caminando, aunque sea a ciegas y meternos un poco hacía adentro para mirarnos con atención...¿sabes por qué?. Porque muchas veces esas respuestas están en nuestro interior y ponemos tanta atención en los demás, en responsabilizarlos de nuestras desgracias, que nos olvidamos que nosotros también somos responsables muchas veces de las cosas que nos pasan.
Quizás es hora también de cambiar la pregunta y en lugar de  por qué?, preguntarnos para qué?. Estoy segura que si lo haces de esta manera encontrarás respuestas que te enriquezcan, te nutran y den luz a tu camino.

Mírate sin miedo (que fácil decirlo ¿verdad?), y si sigues sin encontrar respuestas, fluye, sigue viviendo tu vida sin esperar que nada ni nadie  te salve. Y mucho menos una respuesta.
Porque solo hay una persona que puede hacerlo. Tú mismo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario