jueves, 24 de julio de 2014

RELATO: LA MUERTE, UN AMANECER

                                              



La muerte nos acompaña desde que nacemos sin darnos cuenta que camina a nuestro lado continuamente. Pero nos duele tanto, que fingimos que nos está, nos creemos que si le damos la espalda y la ignoramos no nos agarrará de la solapa para llevarnos con ella.
Pero nos agarra, a nosotros y a las personas que amamos.
Esta vez se ha llevado a una persona muy querida para mi y que la vida me ofreció el gran regalo de ayudarla a partir en ese último viaje. 
Mucha gente me pregunta cómo puedo hacer una cosa así, pero realmente os confieso que es un honor y que ya ha dejado de ser un trabajo, lo hago con amor y devoción, sobre todo si es una persona a la que quiero.
Así que hoy, una amiga ha escrito este bello texto dedicado a nuestra Rosa Mari y con lágrimas en los ojos, os aseguro que su muerte, a pesar de todo el dolor y la tristeza que pueda causar, estuvo llena de momentos mágicos que nos acompañaran siempre. Como era ella.
Así que gracias Mari, por mandarme estas bellas palabras escritas desde lo más profundo de tu corazón y GRACIAS Rosa Mari por dejarme acompañarte a hacer tu maleta para marcharte.
Yo también te quiero.


                      LA MUERTE, UN AMANECER

Por Mari Fernández


Es inevitable estar junto a ti.
Aunque sea en mi mente, mi corazón o mi alma.
Es inevitable buscar tu olor en los recuerdos, tus abrazos y tus palabras.
La vida hizo que nos encontráramos y ha sido un regalo para mi.
Me salvaste de mi misma.
Me salvaste de mis sombras.
Aprendí, gracias a ti, que todos tenemos luz y que podía volver a brillar.
Aprendí, gracias a ti, que podía amar, que podía perdonar...sobre todo a mi misma. Quedaba tanto por aprender de ti...
La muerte. Tu cuerpo inerte.
Tu dolor se acabó. Tu sufrir ha cesado. Una vida entera peleando y amando. Has dado de una manera sobrehumana todo y más. Todo lo que un ser mágico como tú podía dar.
Aunque tu ausencia sea un pesar.
Aunque la añoranza duela.
Aunque recordándote se derramen lágrimas, estás en cada suspiro y cada suceso.
Tu alma ha vuelto a su hogar.
Como tú decías:
Esta vida es como llevar un coche, el cuerpo una simple carrocería.
Una crisálida. Y la bella mariposa ha abierto sus alas para volar. Ese vuelo que a todos nos ha estremecido. Sentimos e flor de piel el aire batido por tus alas. Te quiero. Te siento. Y algún día, esta gran familia álmica, volverá a estar unida.










No hay comentarios:

Publicar un comentario