martes, 1 de noviembre de 2011

14) ESCUCHA TU INTERIOR

ESCUCHA TU INTERIOR




Muchos de mis pacientes acuden a la consulta esperando encontrar allí la llave que abra su interior porque se sienten perdidos. Algunos lo han intentado ya a su manera, avanzando lentamente o fracasando, otros ni siquiera saben cómo hacerlo, por dónde o cómo empezar. 
Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido desolados, hundidos, derrotados, perdidos; es, en esos momentos cuando casi siempre solemos decir una frase conocida y gastada: “He de encontrarme a mi mismo”.
El ser humano posee de forma natural los instrumentos necesarios para crecer y madurar, recuerda que nadie pasa contigo más horas, te conoce más y puede ayudarte mejor, que tú mismo. Pero, ¿qué instrumentos son esos?, ¿cómo se utilizan?, ¿cuándo deben utilizarse?. Sería fantástico que a los niños pequeños en las escuelas les enseñaran a crecer utilizando ya esa fuerza interior que todos poseemos, que les enseñaran a relajarse, a vivir desde el equilibrio, a amar. Pero por desgracia, todos sabemos que esa utopía está lejos de conseguirse. Vivimos en una sociedad donde sobrevivimos más que vivimos, donde nos enseñan que hay que ser el mejor, con el coche mejor, la casa mejor y el cuerpo diez. Luego nos miramos al espejo y vemos que nuestro cuerpo a veces no pasa del aprobado y que la nómina no nos da para tener todo eso que deberíamos tener para, según nos sugieren, ser más felices.
Vivimos de cara hacia fuera en lugar de vivir de cara hacia dentro, vivimos buscando en nuestro entorno cosas que llenen nuestros vacíos, nuestras carencias, olvidándonos que sólo en nuestro interior está la fórmula mágica que nos puede hacer sentir verdaderamente bien, que sólo escuchándonos, conociéndonos, aceptándonos empezaremos el camino hacia nosotros mismos.


TOMANDO CONCIENCIA DE UNO MISMO

De repente algo ocurre en nuestra vida que nos hace reflexionar sobre la necesidad de efectuar un cambio fundamental. Cualquier cosa puede desatar en nuestro interior esa necesidad de cambiar cosas, esa necesidad de encontrar algo que todavía no hemos encontrado, en resumidas cuentas, de estar mejor. Y la mayoría de esas veces nos limitamos a cambiar cosas de nuestro entorno, nos apuntamos a un gimnasio, decidimos hacer la dieta definitiva, hacer más vida social, cambiar los muebles del comedor, pintar las paredes de rosa, dejar esa relación que no nos llena.
Quizá nos encontremos al final con un nuevo “look”, y con unos kilos de menos, pero reconocemos que el esfuerzo a veces no ha valido la pena porque algo nos sigue faltando, porque en resumidas cuentas, seguimos sin ser felices. ¿Qué hacemos?. Sencillamente, nos olvidamos de algo esencial para encontrar ese equilibrio que necesitamos, nos hemos olvidado de nuestro interior, de nada sirve mejorar el entorno y el cuerpo si nos olvidamos de lo que verdaderamente importa, que es sentirnos bien dentro de nuestra propia piel.
Llegados a este punto, tenemos dos opciones, una es seguir avanzando, creciendo, dándonos cuenta que la solución está en quitarnos esa máscara que a veces nos caracteriza y escarbar en nuestro interior, aunque reconozcamos el miedo que nos da eso, y otra quedarnos sin hacer absolutamente nada porque “somos así” y “porque no está en nuestras manos hacer nada”. Nos quedamos paralizados, dejando que pasen los días, los meses, los años, inundándonos de una desazón que nos desestabiliza.  Llenando el vacío de nuevo con cosas externas, engañándonos, sintiéndonos, incluso, cada día peor. Nos enfadamos, eso si, con nosotros mismos, con el mundo, con la vida que nos trata mal, pero no vamos más allá de ese enfado, de esa continua queja. ¿De qué nos sirve eso?. De nada, estamos desperdiciando el tiempo, nos negamos a ver la vida de una manera nueva y diferente, nos olvidamos de nuevo, de algo esencial, de nuestro interior, pensando que como “somos así”, ya nada puede hacerse.

LA VOLUNTAD DE  CAMBIAR

Todos podemos cambiar, el ser humano no es perfecto, pero sí perfectible. Y el primer paso para el cambio es deshacernos de esa etiqueta negativa en la que nos escondemos para quedarnos estancados. Todos queremos que nuestra vida cambie, que nuestra situación mejore, pero no queremos tener que cambiar. Más bien querríamos que cambiaran los demás. Aunque nos parezca que ellos son la causa de todo lo malo que nos ocurre en la vida, no debemos culparles, pues seguro que la infelicidad la hemos provocado nosotros. Pero para avanzar lo primero a tener en cuenta es que todos somos totalmente responsables de nuestras experiencias positivas y negativas. Solo nosotros podemos cambiar nuestra vida. Para que esto suceda, debemos cambiar nosotros interiormente, sólo así se producirán los cambios externos. Si encontramos el equilibrio interior, si nos mostramos ante la vida serenos y tranquilos, será eso lo que proyectemos en nuestro entorno, si dejamos de castigarnos, de amargarnos la vida, de compadecernos y empezamos a querernos, a disfrutar de los momentos y a sentir alegría, será eso lo que reflejaremos en los demás. Sencillamente si estamos bien con nosotros mismos estaremos bien con el resto del mundo.
Así que el próximo paso es dedicarnos a aclarar cuáles son los problemas reales, cuales podemos solucionar, cuales aceptar y de donde provienen. Es el momento de disponernos a cambiar.
Cuando la necesidad de cambiar algo en nuestra vida aparezca debemos estar dispuestos  a que ese cambio se produzca. Desechar para siempre la frase “yo soy así, no puedo cambiar” y tomar conciencia de que allí donde no queremos cambiar, es, exactamente, donde más necesitamos cambiar. Para ello, para descubrir precisamente, qué es lo que debemos cambiar debemos despojarnos de nuestra armadura para mirar hacia dentro y ver qué hay.

APRENDER A CONOCERNOS

A la mayoría de mis pacientes les asusta el reto de conocerse a sí mismos, es una tarea ardua. Casi siempre les propongo que hagan una lista con sus características positivas y negativas, tanto físicas como psicológicas. Aunque parezca sencillo os aseguro que no lo es porque hay aspectos de nosotros mismos que nos disgustan y que nos cuesta reconocer. El cambio sólo será posible si, antes de exigirnos metas inalcanzables, dedicamos tiempo a escuchar qué dice nuestro propio yo. Dejar que se exprese nuestra verdadera personalidad es el primer paso hacia una transformación real y consciente.
Cuando miramos de verdad en nuestro interior encontramos aspectos que no nos gustan y otros que sí. Cuesta mucho reconocer y detectar  esas características negativas de nosotros mismos. Lo más complicado es ver cómo somos en realidad, sin exigencias ni opiniones, simplemente mirarnos.
Para confeccionar la lista debemos escucharnos honestamente. No importa  lo larga que sea, empecemos a conocernos verdaderamente. Cuando esté acabada, debemos mirar detenidamente esas palabras escritas, identificarnos  con ellas, así nos sentimos.
A continuación propongo un ejercicio para trabajar con esa lista:
“ Busca un lugar cómodo donde puedas relajarte, empieza a respirar profundamente dejando flojos todos los músculos de tu cuerpo, cuando notes que tu cuerpo está relajado visualiza una pizarra, la que tu mente elija, a continuación escribe en ella todas esas etiquetas y características negativas que tienes, que a menudo te bloquean y no te dejan crecer, obsérvalas durante un instante, bórralas. Tu pizarra ha quedado limpia. A continuación escribe en ella todas esas características positivas que tienes y que describen a la persona maravillosa que hay en tu interior. Deja que fluyan, incluso, más de las que escribiste anteriormente . Obsérvalas ahora detenidamente. Así eres .
Imagina ahora tu vida diaria, pero viéndote ahora tranquilo y relajado, mostrándote con tus familiares, amigos, jefes, compañeros de trabajo, pareja, como la persona maravillosa que eres en realidad. Lo negativo se ha ido y te ves libre para actuar sin bloqueos, sin paralizaciones, siendo tú mismo. Y fíjate lo orgulloso que te sientes descubriéndote a ti mismo”.

ACEPTARNOS COMO SOMOS

Ya hemos aprendido un poco a conocernos, somos conscientes de que hay en nosotros defectos que conocíamos y otros que estaban muy escondidos en nuestro interior, estamos aprendiendo a escucharnos, ahora ya sin miedos y tenemos que empezar a aceptarnos cómo somos, que adquiera congruencia todo nuestro Ser, que seamos Uno. Por supuesto no debemos olvidar que el ser humano no es perfecto, sinceramente seriamos muy aburridos, pero al descubrirnos nos aceptamos, y al aceptarnos hacemos conscientes esa parte oscura para poder cambiarla o mejorarla.
Y de repente nos daremos  cuenta que las respuestas que desconocíamos y que estaban dentro de nosotros empiezan a aflorar con facilidad a la conciencia. Posiblemente, casi imperceptiblemente, empezaremos a comportarnos de otra manera, habremos roto el patrón de conductas antiguo y ante las viejas situaciones nos comportaremos de forma diferente.
 Este es el caso de Cris, una de mis pacientes. Cuando vino a visitarme a la consulta estaba pasando por una depresión causada por el abandono reciente de su pareja. No podía entender cómo después de diez años de matrimonio, con una hija en común y una vida normal, la dejaban de la noche a la mañana. Sentía una gran tristeza, un gran dolor. Nada la hacía reaccionar, solo  le daba vueltas a una idea, “¿por qué la habían abandonado?.  No lo entendía, no encontraba un motivo lógico, ella había sido la mujer perfecta, la madre perfecta, si, tenía defectos, como todo el mundo, pero no podía entender la frase de su pareja cuando le dijo que “no la aguantaba más”.
El trabajo de Cris fue duro y lento, pero enriquecedor y muy bello.
Recuerdo sus lágrimas al descubrir que no había sido la persona que creía ser con su pareja, que había sido dictadora y déspota, arisca y vengativa en las ocasiones en las que él no hacía lo que ella quería porque se seguía comportando como la niña que en su interior era, caprichosa e inmadura, las humillaciones por las que le había hecho pasar, los días de no dirigirle apenas la palabra para castigarlo...
La tristeza se fue convirtiendo en rabia, pero no sólo hacia su marido por haberla abandonado sino hacia sí misma por no haberse dado cuenta de su comportamiento, por no identificar que su matrimonio era una pequeña jaula de barrotes dorados donde sólo ella tenía la llave.
El día que su marido escapó no lo pudo soportar y proyectó en él toda la culpa de su desgracia.
Cris empezó a conocerse primero, después a aceptarse y poco a poco dejó de ser una persona desconocida para ella, para empezar a comportarse de forma coherente y crecer.
Después de dos años, empezó una nueva relación en la que la tolerancia y la comunicación son imprescindibles, ha aprendido que ahora que se conoce a sí misma  y se acepta, puede amarse y amar verdaderamente a su pareja.  Ahora, desde la distancia y el crecimiento a menudo me comenta: “¿Cómo podía estar tan ciega?”.
Muchas veces actuamos y sentimos de una forma que no entendemos porque ni siquiera nos paramos a pensar por qué lo hacemos. Dejamos de lado esa parte oscura que no aceptamos, también nuestra propia intuición que a veces nos indica que estamos actuando mal, la ignoramos. Si estamos aprendiendo a escucharnos deberíamos  saber que la intuición también es una de las llaves para conocernos, que nos puede abrir la puerta a un mundo pleno y consciente.

ESCUCHAR NUESTRA INTUICION

Cris debería haber hecho además caso a su intuición que le indicaba que su matrimonio no funcionaba bien en lugar de pensar que la vida de pareja es así y caer en una depresión cuando ya era demasiado tarde.
Vemos, oímos, tocamos, pero también intuimos. El sexto sentido al que siempre hacemos referencia cuando no sabemos cómo hemos conseguido saber algo es la llave de la intuición, nos abre las puertas a una visión más amplia y profunda del mundo que nos rodea. No es magia, no es un poder paranormal. Es el poder de percibir la realidad más allá de la razón, que todos llevamos dentro.
Se trataría entonces de ejercitarla para que cada vez sea más espontánea y surja con mayor facilidad. La intuición es esencial para poder llegar a comprender nuestras necesidades y la manera de satisfacerlas, pero además resulta de ayuda para poder conectar con los demás y con nuestro propio interior, alcanzando así la plenitud de nuestro potencial humano, tanto a nivel individual como colectivo. Pero ¿cómo podemos desarrollar nuestra intuición?. Todos, absolutamente todos, podemos acceder a un estado mental intuitivo que nos enriquezca. Practicando algunos simples ejercicios nos daremos cuenta cómo avanzamos en el terreno intuitivo, al igual que un músico o un deportista ejercita, también nosotros podemos trabajar a diario en nuestro particular entrenamiento intuitivo:
-Meditación diaria. Diez minutos al día para mantener la mente en blanco y serenar el espíritu permiten abrir el corazón y ser más receptivos. La meditación aumenta el poder de percepción.
-Crear un espacio de paz. Buscar un rincón en nuestra casa en el que podamos rodearnos del sosiego necesarios para abrir el corazón y la mente a lo que escapa de la razón.
-Explorar en nuestro objetivo. La verdadera razón de ser de la intuición no es el poder personal, sino el servicio hacia los demás. No nos preguntemos qué haremos con la intuición. Debemos utilizarla invirtiendo paz y armonía en nuestro entorno, la mejor inversión para uno mismo.
-Probar nuestras capacidades. Cuando estemos en la calle o en una tienda, intentemos abrir nuestra percepción descubriendo quién cogerá antes el autobús en la parada, etc. Cuando no existe presión, las capacidades afloran con naturalidad.
-Aprender a relajarnos. El ruido, las prisas, el tráfico...no pueden ofrecernos el marco adecuado para trabajar en nosotros mismos. Debemos aprender a relajar nuestro cuerpo, para así poder relajar nuestra mente y encontrar en ella un mundo infinito de posibilidades.

APRENDAMOS A PARAR

Somos conscientes de que andamos deprisa, comemos deprisa, respiramos deprisa, en resumidas cuentas, vivimos deprisa, todo eso hace que nuestro interior esté continuamente en erupción, la lava va saliendo lentamente hasta que un día explotamos, a veces sin motivo aparente. Solemos achacarlo, como siempre, a la vida que llevamos, es cierto, vivimos en una sociedad de prisas, de dura competición y el estrés se va adueñando de nosotros casi sin poder evitarlo. Somos como una olla presión en la que vamos incorporando elementos cuando está a punto de explotar. Y a no ser que nos vayamos al Tibet y nos incorporemos a la comunidad pensamos que es imposible vivir de otra manera y somos conscientes que tampoco podemos cambiar todo nuestro entorno para vivir más relajadamente.
De nuevo volvemos a equivocarnos, los instrumentos necesarios para vivir en el mismo sitio donde vivimos pero sintiéndonos mejor, están dentro de nosotros.. Así que, ¿por qué no aprendemos a relajarnos?.
La relajación nos será de una gran ayuda para encontrar el equilibrio y la paz interior. Es la forma máxima para adentrarnos en nuestro Ser. Es donde podremos dominar nuestros impulsos negativos. Proporciona numerosas ventajas en la vida diaria y fortalece nuestras energías tanto físicas como mentales.
El tiempo que necesita cada persona para relajarse variará según sus circunstancias personales. No nos debe preocupar el tiempo que tardemos en aprender. Acabaremos comprobando que con unos pocos minutos tendremos suficiente para entrar en una buena Relajación.
Nuestra mente es como un ordenador donde vamos incorporando información, y la que introducimos habitualmente es precisamente la contraria a la que deberemos introducir mientras nos relajamos, llevamos mucho tiempo, seguramente toda la vida, sin controlar la mente, así que no debemos desanimarnos si tardamos algún tiempo en conseguirlo. Si tenemos voluntad y perseverancia recogeremos los frutos que deseamos.
Al principio, quizás, resulte pesado hacerlo, pero enseguida os daréis cuenta de los beneficios de la Relajación . Es necesario que elijamos un lugar tranquilo donde nadie pueda molestarnos, podemos hacerla en la cama, en el sofá, en una alfombra. Ninguna prenda de ropa debe oprimirnos, la temperatura debe ser agradable y si lo deseamos podemos poner una música muy suave.
Debemos acostumbrarnos antes de empezar cada Relajación a tener en la mente un propósito concreto, un hábito que deseemos cambiar, un objetivo a conseguir, o simplemente encontrar la paz y el equilibrio interior. El ejercicio de relajación del “lugar especial” es muy adecuado para empezar. Si se desea, se puede grabar en una cinta para practicarlo los primeros días.


FINAL DEL TRAYECTO

Hasta aquí hemos empezado el camino hacia nosotros mismos. El viaje, es un viaje, casi siempre, interminable, a veces duro, pero siempre gratificante, educativo, enriquecedor.
Nunca es tarde para emprender ese viaje, nunca es tarde para enseñar a los demás el punto de partida. De nosotros depende no salirnos del camino, recordando que todo cuanto necesitas está en nosotros.
No existen recetas ni sistemas rígidos que puedan llevarnos al encuentro con nosotros mismos. Si bien la psicología, la filosofía y las técnicas espirituales poseen múltiples técnicas con las que podemos acelerar la evolución de la conciencia, éstas no sustituyen el propio trabajo de maduración, que no acaba nunca: siempre hay un paso más que dar, un aspecto más del que nos hacemos responsables, un rincón de nuestra conciencia donde profundizar y crecer.
Hablar de maduración es hablar de aprendizaje, y aprendizaje es descubrir. La maduración personal levanta la barrera para llegar a nosotros mismos, enriqueciendo nuestra personalidad, liberando sus partes inhibidas, descubriendo los propios recursos personales y alcanzando cada día una mayor libertad.


                                    





3 comentarios:

  1. Araceli, en estos tiempos que corren qué importante es tomarnos nuestro tiempo diario para la relajación, yo misma quiero proponerme hacerlo diariamente. Me ha encantado el post.

    Un beso. Gracias!

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  2. Araceli, no sabes la grata sorpresa que he tenido al "descubrir" tu blog. Me ha gustado leer tu artículo, en el que me llegan tu serenidad, tu claridad, tu sonrisa y el recuerdo de tu voz. Y también la maestría que has demostrado durante todo este tiempo a la hora de sugerir posibles soluciones a los problemas.
    Creo que voy a hacerte caso y tal vez sea este el inicio de un viaje hacia mí misma. Yo creo que mi hermana mayor lo empezó hace ya unos años y ahora ha conseguido unos buenos resultados que se pueden notar en su entorno.
    Sólo darte las gracias por ser como eres, por tu trabajo excelente y por la paciencia que nos has regalado.
    Un fuerte abrazo. Seguimos en contacto.

    Sílvia (y Tomàs).

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  3. Araceli,este articulo es justo lo que me hace falta,aprender a relajarme y llegar a conocerme,aceptandome y mejorando lo que no me gusta,pero en mi todo esto,tambien va ha ser un largo trabajo,no tengo paciencia,espero que atarves de tu blog pueda aprender algo de esa serenidad que tu desprendes,te sigo,un beso grande amiga.

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